Ayer sabía como empezar este post, y hoy ya tengo mis dudas.
La culpa la tiene “Siberia”, un reality show de la
televisión americana que empecé a seguir hace unas semanas, y el capítulo de
ayer hizo replantearme como contaros esta historia.
La acción del reality transcurre en Siberia (muy originales
para escoger el nombre), la Rusia
asiática, y en concreto en la región del río Tunguska.
Tunguska…Tunguska… nada más ver el nombre sobreimpreso en la
primera emisión recordé haber leído bastantes teorías sobre algo que ocurrió
allí en el año 1.908.
A partir de ese momento, la ambientación del reality se
empezó a mezclar con los datos históricos, con las teorías “no-científicas”
hasta el punto que empecé a confundir todo… y así me tienen, en un sinvivir
siberiano.
Y ahora no sé por donde invitaros a empezar. Por los datos
históricos, por la parte misteriosa, o por el reality show. Porque los datos
históricos podrían desvelaros cosas que no queréis conocer del reality, o al
revés, el reality disfrazaros la historia original.
Ayer pensaba haceros empezar por la historia, y hoy no lo
tengo tan claro.
Así que decisión vuestra:
Si no tenéis prejuicios (y sin paños calientes, me refiero a
comparaciones con “Lost”) y empezáis viendo “Siberia”, o empezáis por leer lo
que os cuento a partir de ahora.
***
30 de Junio de 1.908, 07:14 hora local en la región del
Tunguska pedregoso, Siberia.
Un luz azulada cruza el cielo a más de 20 km/s. A los pocos
minutos, una explosión 1.000 veces más potente que la bomba atómica de
Hiroshima y 100 veces más brillante que
la luz del Sol provoca una onda de choque que llega a romper cristales y a
derribar personas a más de 100
km.de distancia.
Estaciones meteorológicas en Londres, a más de 5.600 km de distancia
registran variaciones en la presión atmosférica derivadas de la onda de choque.
Se estima que las perturbaciones atmosféricas darían dos vueltas al planeta.
Una superficie de 2.150 km cuadrados de bosque, unos 80 millones
de árboles, queda completamente arrasada por la explosión mientras los
sismógrafos de media Europa registran vibraciones equivalentes al 5.0 en la
escala de Richter.
Durante los primeros días tras el incidente el cielo
permanece iluminado incluso tras la caída del Sol. Tan iluminado que se dan
testimonios de lugareños que aseguran poder leer libros durante la noche sin
necesidad de luz artificial.
¿Una historia del fin del mundo? ¿Otra de mis idas y venidas
de cabeza? No… lo bueno de todo esto, es que ocurrió de verdad.
¿Qué ocurrió realmente?
El imperio ruso no tendría el horno pa bollos allá por 1.908,
lo que unido a lo inhóspito del lugar, resultó en un desinterés generalizado
por investigar el incidente.
No fue hasta 10 años después de la explosión cuando el
geólogo Leonid Kulik convenció al gobierno soviético para formar una expedición
a la región del rio Podkamennaya Tunguska (Tunguska pedregoso) en busca del
cráter provocado por el meteorito (eso si, con la excusa de realizar
prospecciones para obtener hierro “meteórico” para la industria soviética).
De la expedición de Kulik formaban parte nativos de la zona,
los llamados Evenki, que aportaron sus conocimientos del terreno en la ardua
tarea de localizar el lugar del impacto.
2.150 km
cuadrados de bosque completamente arrasado, árboles arrancados y dispuestos
conforme a la onda expansiva, pero para sorpresa del explorador… no encontró
ningún cráter. Como si no hubiese habido impacto.
Kulik realizó varias expediciones sin éxito a la zona hasta
que sobre el 1.930 registraron decenas de oquedades anegadas, de entre 10 y 50 metros de diámetro.
Tras drenar una de ellas, el denominado Cráter de Suslov, encontraron restos de
viejos tocones que sugerían el impacto de meteoros como origen de dicho cráter.
Reforzando esta teoría celestial, en la década de los 60 se
realizaron estudios microscópicos del suelo que revelaron una alta proporción
relativa de níquel respecto a hierro, característica propia de los meteoritos
que han alcanzado nuestro planeta.
A día de hoy se han aportado muchas y muy diversas (e interesantes)
explicaciones al denominado “Incidente de Tunguska”. Desde experimentos de
teletransporte de energía a cargo de Nikola Tesla al aterrizaje forzoso de una
aeronave alienígena propulsada por energía nuclear, pasando por la aproximación
de un agujero negro a nuestro planeta.
Sin embargo, la opción más factible sigue siendo la de un
cometa o meteorito.
Todo apunta a la entrada en la atmósfera de un cuerpo sólido
de entre 60 a190 metros
de diámetro, que dada su elevada velocidad comprimió y calentó el aire hasta el
punto de provocar su explosión en medio del aire antes de impactar en la
tierra. Algo que no debería extrañarnos ya que (aunque en menor magnitud)
ocurrió un fenómeno parecido el 15 de Febrero de este mismo año en Chelaybinsk,
Rusia.
Como véis, he intentado contaros la historia desde un punto
de vista objetivo, fiel a la bibliografía y existente, y sin artificios
paranormales. O al menos, hasta ahora…
Porque hay un detalle que me llamó la atención cuando estuve
leyendo sobre el Incidente de Tunguska. En 1.918, Leonid Kulik hizo su primera
expedición a la zona cero acompañado por los Evenki, nativos del lugar. Cuando
ya estaban muy cerca de alcanzar su objetivo, tuvieron que volver a un poblado
cercano y suspender la expedición durante varios días, para buscar nuevos
guías. ¿El motivo? Los Evenki, conocedores del terreno, se negaron a seguir
avanzando, aterrorizados por estar invadiendo los dominios de los que ellos
llamaban “the Valleymen” …
Y no, nunca se supo a quienes, o a qué, llamaban los nativos
“los hombres del valle”.
A modo de bucle, cierro el post tal y como lo empecé. Si os
ha gustado la historia, os recomiendo el Tv Show “Siberia”. De momento solo
llevan una temporada, y no está traducida al castellano. Pero, si no tenéis
prejuicios, os gustará.
Hace unos días leí un artículo sobre las evidencias que tenemos hoy día de que los viajes en el tiempo son una realidad. Me pareció muy interesante. Aunque algunas historias son claramente confusiones o montajes burdos, otras son cuanto menos, inquietantes. Iré escribiendo sobre las historias que encontré más interesantes.
Sir Robert Victor Goddard fue un piloto de la Royal Air Force que tuvo en su vida varios sucesos paranormales. El primero no estuvo relacionado con los viajes en el tiempo sino mas bien con historias de fantasmas. Este señor contó en 1975, cuando ya tenía 78 años, que al principio de su carrera como piloto le pasó algo extraño de lo que aún guardaba pruebas. Hizo referencia a una fotografía de su escuadrón de vuelo en 1919 al final de la Primera Guerra Mundial. La fotografía era de un anuario de la RAF y nadie pudo haberla alterado en aquel tiempo, tampoco pudo ser adquirida por otros medios ya que el único modo de hacerse con una copia era pidiéndola en el tablón de anuncios de su escuadrón de vuelo en 1919. El caso es que en la fotografía hay un invitado que no estaba presente, y no debería estar presente. Freddy Jackson era un mecánico de la RAF que murió cuando en un descuido se acercó demasiado a la hélice de un avión dos días antes de que se hicieran la foto. De hecho, la foto se realizó tras el funeral de Freddy Jackson. En la foto se puede ver un poco más de media cara de Freddy Jackson detrás de uno de los pilotos.
Pero la historia que en realidad me ha gustado de Goddard es una que contó al autor del libro Time Travel: A New Perspective, de J. H. Brennan. En el relata que se metió en una tormenta mientras volaba cerca de Edimburgo en 1935. El caso es que tras perder el control del avión y creer que su fin estaba cerca, de repente el cielo se despejó y reconoció abajo en el suelo un aeródromo cercano a Edimburgo donde pudo ver varios aviones pintados de amarillo y mecánicos vestidos de azul. Sin embargo no pudo reconocer ninguno de los aviones a pesar de su experiencia, es más, afirma que reconoció que era el aeródromo de Drem, el cual había visitado el día anterior y presentaba claros signos de abandono. Pocos años después la RAF pintaba oficialmente sus aviones de amarillo y sus mecánicos empezaron a utilizar uniformes azules. En 1939 el aeródromo de Drem fue renovado y puesto en marcha de nuevo.
¿La tormenta lo llevó 4 años en el futuro y lo trajo de vuelta? Hay quien dice que ni viajes en el tiempo ni leches, que la tormenta lo llevó mucho más lejos de donde él pensaba y se trataba del aeródromo Renfrew (a más de 600 kilómetros).
Yo, personalmente, pienso que los pilotos son personajes de "riesgo" a la hora de enfrentarse a este tipo de historias. No conocemos realmente muchas de las cosas que suceden en nuestra atmósfera y podemos encontrarnos con efectos "inexplicables". Tal es el caso de unos destellos que se producen con muy poca frecuencia en altas capas de la atmósfera debidas a interacciones de neutrinos y el efecto Cherenkov. Se sabe que muchos pilotos las habían visto pero no dicho nada por temor a que se les tildara de locos.
Final de una etapa, comienzo de otra nueva. Ya perdí la cuenta de cuántas acabé en los últimos años. Demasiadas. Sólo deseo que esta dure bastante más. Estoy cansado de despedidas e historias que nunca llegaron a ganarse su propio final. Toda historia sin final deja una herencia que se queda contigo, algunas más poderosas incluso que historias que con su propio final pero, al fin y al cabo, sólo es una herencia... Y no quiero más herencias, quiero vivir lo que tenga, lo que me venga. Creo que puedo estar preparado.
Los mayas dijeron que se iba a acabar el mundo, y eso había que celebrarlo.
Nos lo pusieron tan fácil como titularlo "El Concierto del Fin del Mundo". Esa noche compartíamos topic en las redes con otros muchos festejos similares. Lo que no compartíamos era, precisamente, lo de "concierto".
Bueno, en directo era, ganas teníamos, ensayos también. Y público, por supuesto. El "imposible nueva fecha" del póster era un reclamo obvio, o veías el concierto esa noche, o no te quedaban noches. Porque claro, tambien teníamos póster. Y convenientemente pegado en los garitos de referencia, Playmobil y Peatón incluídos. ¿Que podría faltarnos? ¿Dotes musicovocales? Pues sí, de eso andábamos escasos ...pero después de todo el montaje...ya era lo de menos.
Cambio de vestuario, sonido ambiente, globos, camiseta oficial "Engaliao.com", fotos, vídeos...
Probablemente aquella noche acabó el mundo. Algunos mirábamos por la ventana esperando ver caer meteoritos entre los almendros. Otros hablaban de que un impacto en la laguna sería lo suyo. Y los demás nos regañabais por pensar esas cosas. A ver, era lo que tocaba. Si se acaba el mundo, se acaba. Y seguramente se acabó, en algún lugar del universo, acabó.
Así que para recordar la noche en que dijimos por última vez que el cielo se estaba abriendo, rescatamos este minúsculo documento sonoro.
martes, 15 de enero de 2013
Hay veces que hay que elegir entre ser un imbécil sincero o un mentiroso.
Dio un paso más, adentrándose, dejando atrás la claridad de la luz del día y dejando que las sombras lo envolvieran. La luz del sol era incapaz de llegar a esos lugares. Pero siguió avanzando, un paso detrás de otro..
Sus sentidos se agudizaron, también esos que creía que no tener. Y lo que sentía no le era desconocido en absoluto. Sólo tenía que mirar en la dirección adecuada para volver a sus cinco sentidos habituales, pero mirar en la dirección adecuada nunca había sido una opción. ¿Hasta ahora? Esta noche creo que no, que seguiré mirando en la misma dirección, al menos mientras crea distinguir algo de claridad al final de esta cueva.