martes, 28 de noviembre de 2006

Días

Hay días en la vida de una persona (frase prototípica y añeja como ninguna otra) que merecen no ser olvidados nunca.

La tarde en que perdiste tu cuarto o “quinto primer diente”... porque no nos engañemos, cuando se perdió el primero no éramos conscientes de la importancia de aquel hecho…

Tirarte en el sofá después de comer viendo a Lucky Luke, o bajando el nivel, a Los Aurones…

La foto que te tomaron haciendo algo que realmente NO querías hacer, y que al cabo de los años sigue apareciendo entre cajones para sacarte los colores (yo que sé, vestido de gitanillo, por ponernos en un caso extremo…o con una rebeca amarilla y cruzada)

Quizá no tenga 12 años, y quizá mi sensibilidad no sea la misma que por aquel entonces; puede ser, que con el tiempo uno se haga menos permeable y esta clase de días lo tengan más difícil para quedarse en nuestra memoria.

O peor aún… que haga falta el paso de los años para darnos cuenta de que realmente ESE DÍA había sido diferente.

Pues bien, lectores y muy amigos míos, hoy ha sido uno de estos días.

Y es que, a eso de las cinco de la tarde, a un par de metros de mí… ha pasado caminando Chendo. Miguel Porlan Chendo. El de verdad. No el que se apareció en una Acampada de Navidad. Chendo.

Con dos cojones.

(Dedicado, por supuesto, a La Ardilla Roja)

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1 comentario:

  1. Hasta las profundidades me he tenio que venir del blog pa probar los comentarios sin guarrar la portada

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