domingo, 8 de marzo de 2009

Europa, II

(Todo comenzó aquí)

Algo ha ocurrido esta noche.

Ya ha pasado más de media hora, pero aún sigo muy nerviosa. No, sé que no van a creerme.

Paso demasiadas horas en los laboratorios, días enteros entre papeles con gráficas imposibles, ecuaciones a medio resolver y aureolas impresas de café. Pensarán que la situación me ha desbordado y he prestado demasiada atención a esta señal, pero... ¿y si estoy en lo cierto?

Peor si estoy en lo cierto.

Porque intentaran callarme, y por todos los medios querrán hacer méritos con mi trabajo.

Mañana, o pasado, los periódicos de medio mundo se harán eco a su manera pero nadie se acordará de Dagna. Es por eso que quiero contarlo ahora, quiero que en algún rincón del universo queden patentes los hechos tal y como han sucedido. Y prometo no inventarme nada.

Domingo, 14 de Diciembre de 2008

La tarde comenzó tranquila. El radiotelescopio llevaba horas registrando muchísimo ruido de fondo, con apenas un par de frecuencias interesantes a las que no presté demasiada atención.

Ciertamente estaba relajada, y hasta tuve tiempo de repasar las anotaciones que Nadine dejó sobre mi mesa por la mañana.

Mika acababa su turno a las 20:45h y aunque salió del laboratorio en torno a las 21:15h me pareció demasiado pronto para quedarme sola y afrontar toda la noche sin compañía, pero no tenía otro remedio.

Deje a un lado los apuntes de Nadine (sobre anomalías del efecto Doppler y sus consecuencias ambientales) y conecté el terminal de acceso a "Little Blue", el complejo sistema electromecánico que controla a nuestro gigantesco radiotelescopio.

En aquellos momentos, y según los datos consultados en "Little Blue", el radiotelescopio apuntaba a Júpiter.

Hasta hoy llevabamos meses recopilando señales provenientes de la constelación de Sagitario, y aunque algunas frecuencias resultaron curiosas se desecharon la mayor parte de ellas. Como casi siempre, aunque estamos acostumbrados a ello; nuestro trabajo es buscar, no encontrar, aunque a veces pueda resultar frustrante.

Cuando las 22:17h la pantalla de mi terminal comenzó a parpadear en tonos violeta un largo escalofrío recorrió mi espalda.

Lanzé mis pies contra el suelo y la silla se desplazó de lado a lado del laboratorio, hasta alcanzar mi mesa.

Según el protocolo establecido por el programa SETI durante el presente ciclo las radiofrecuencias no serían registradas magnéticamente, y por lo tanto no pude conectar los auriculares para escuchar lo que estaba ocurriendo. Sin embargo el servidor estaba captando todos los parámetros de la señal recibida, y con ello sería suficiente.

De entre todas las vagas señales consideradas ruido de fondo, el ordenador había detectado una cuya intensidad era 30 veces mayor al resto. Supongo que os cuesta imaginar la importancia de dicho dato, pero imaginad algo como dar un puñetazo a una madera sobre la que durante años solo han caído gotas de lluvia.

Durante los segundos que duró el fenómeno no dejé de tomar rápidos apuntes, como apoyo a los datos que estaban siendo registrados.

Y de repente la señal cesó. Simplemente el ruido de fondo se la tragó, se hizo mas espeso, y aquel puñetazo cósmico se fué.

La señal había durado exactamente 72 segundos. De nuevo puede parecer insignificante, pero 72 segundos es mucho más que un minuto largo. Es el tiempo que un objeto extraterrestre tarda en pasar por la ventana de observación del radiotelescopio.

Dado que el telescopio apunta un lugar fijo del espacio, y dada la rotación de la Tierra, cualquier punto del cielo suficientemente lejano para que nosotros lo consideramos fijo "tarda" 72 segundos desde que entra en la ventana de acción del radiotelescopio hasta que sale de ella.

Por si fuera poco, el momento de mayor intensidad se alcanzo a los 36 segundos; efectivamente a mitad de recorrido, momento en el cual aquel punto emisor estaba totamente centrado sobre nuestro foco. Hasta entonces la intensidad habia ido creciendo, y tras los primeros 36 segundos, decreciendo (pensad en una curva de Gauss)

Con estos datos descarté de inmediato el origen terrestre de la señal. ¿Que interferencia de radio terrestre podría haberse colado en nuestro sistema con una fuerza 30 veces por encima del resto de frecuencias, durando 72 segundos, y describiendo tal patrón de intensidades?

Y tampoco provenía de ningún satélite artificial, puesto que giran en órbitas cercanas a la Tierra y a tal velocidad que pasarían por nuestra ventana de observación mucho más rápido.

Tuve claro que el origen estaba fuera, en el espacio.

1420.356 Mhz. Creo que apunte unas cuatro veces la misma cifra sobre mis apuntes.

Esta, la frecuencia de emisión de la señal, tampoco carecía de interés, y por si fuera poco creo que tampoco era casual.

Para empezar, los tratados internacionales vigentes en nuestro planeta prohiben la emisión de ondas electromagnéticas en dicho espectro.

Y por si esto resulta poco revelador, 1420.356 Mhz es una frecuencia muy próxima a la frecuencia del Hidrógeno.

Si nosotros quisieramos emitir una señal de radio hasta un planeta lejano, escogeríamos una frecuencia donde no tuviésemos demasiadas interferencias. Si la manera de minimizar interferencias es evitar entornos con un amplio espectro de frecuencias, y si el Hidrógeno es el elemento más abundante en el universo...estoy convencida de que 1420.356 es una magnífica elección.

Desconozco que repercusión tendrán estos hechos cuando salgan a la luz, y quizá sea demasiado pronto para evaluarlos. Sin embargo...esa idea no deja de rondarme la cabeza.

La idea de que algun ser del espacio exterior haya decidido por su propia voluntad lanzar esta señal como si fuera una llamada me resulta posible, además de muy probable.

Pienso en civilizaciones establecidas sobre la superficie de Europa, luna de Júpiter, en los confines del espacio donde el radiotelescopio recogía datos esta noche.

¿Os lo imagináis?

Yo sin embargo estoy triste.

Europa sólo está a 600 millones de kilómetros de la Tierra. Si mis cálculos no fallan, la señal tardó una escasa media hora desde que partió de Europa hasta que llegó a la Tierra. Si nos apresuramos a contestar, la comunicación sería posible.

Pero imaginad que en Europa tan sólo tengan un enorme repetidor, un faro, un lugar de apoyo desde donde expandir su señal más alla del Universo que ellos conocen. Imaginad que esta civilización inteligente provenga de cualquier otra estrella, a 25 años luz de la Tierra, y que utilice lunas, estrellas y planetas para propagar su llamada estelar.

25 años luz es demasiado tiempo. Significa que hace 25 años un ser extraterrestre emitió las ondas de radio que he recibido, y que hasta dentro de otros 25 no podría recibir mi respuesta.

Significa que estamos solos, que no importa si existe vida alli afuera, porque las distancias hacen imposible cualquier intento de comunicación.

Aunque si realmente han llamado a nuestra puerta, quizá alguien debería contestar.


Atentamente, Dagna Hoffnung.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons

3 comentarios:

  1. me ha encantado.

    Además, hace poco leí 2001 odiséa en el espacio y coincidió con que también leí información sobre la señal Wow así que cuando lo he leído he flipado un poco ;)

    un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Mmm a mi me ha encantado que conocieras la señal Wow.

    Realmente es un tema increíble, a mi al menos me impresiona.

    Imagino que lo conoces, pero Carl Sagan escribió un libro muy interesante, llamado Contact, y Jodie Foster hizo la película.


    Un abrazo y nos vemos pronto

    ResponderEliminar
  3. pues me suena, me haré con el libro ;)

    ResponderEliminar

...si deseas dejar algún comentario...