sábado, 16 de abril de 2005

Eurinio

Eurinio nunca fué demasiado listo. Nunca levantó la mano antes que el resto, nunca se acordó de recoger las cáscaras, y rara vez tuvo curiosidad por dejar de rascar su culo.

Eurinio nunca fué demasiado limpio. Acumulaba restos bajo su cuna, bebía agua agachado sobre el estanque, y se orinaba donde mismamente comía.

Eurinio nunca destacó por ser elegante, por vestir a la moda, ni por visitar remotos lugares.

Cada mañana se acercaba a su cristalera. Miraba, sonreía, se protegía de las luces con el dorso del brazo; incluso a veces se sacaba aquella mano del culo y jugaba a redoblar las palmas.


Nunca nadie prestó especial atención a Eurinio. Él era sólo uno más. Uno más entre tantos. Ni el más listo ni el más elegante.

Nadie preguntó nunca por él. Nadie le lanzaba exclusivamente a él un cacahuete.


Eurinio nunca fué un tipo listo. Pero siempre será un grandísimo Chimpancé.

Cuidese, Señor Eurinio. Cuídese.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.