Te añoro tanto niñez
que a tí vuelvo ante las dificultades.
Al llanto quejumbroso
de un niño. Al consuelo de una madre.
Mecido, acompasado.
Al calor crepuscular del brasero.
Lo que siempre leiste
en mi inexistente susurro quedo.
Al fin recuerdo
aquel te quiero.
... precioso...
ResponderEliminarsin palabras.....
hola ardilla roja soy salva, mu profundo y to eso.... tengo una duda esistencial tu con esto, en época de berrea,lo haces mas?
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